miércoles, 6 de noviembre de 2013

Panteras peleándose en un bosque misterioso.

Eres un cometa, una estrella, un asteroide. Eres todo el universo, y también polvo. Pasaste volando por delante de mi vista turbia y llamaste mi atención. E intento recordar el primer recuerdo de tu aparición, estelar, como debe ser.

Me hablaste, me enseñaste, me señalaste, me hiciste desaparecer, me conservaste.

No sé si eran los nervios de esa primera tarde, pero algo se movió, dentro y fuera de mí. Volvió a aparecer ese destello. Tal vez fue un efecto óptico de ese desequilibrio de basuras, pero allí estaba. Cada vez que pasaban las horas mis ojos se comían más a los tuyos. Necesitaba más y más, como a una droga, como al chocolate, como a la cerveza que compartíamos por los distintos bares.

Te mordí, te toqué, te volví a morder, te pegué, te besé. Me restregaría eternamente por el terciopelo de tu hogar.  Oh, qué bello.

Las ranas saltaban de mis pantalones para llegar a nuestros oídos, y el único que podía preocuparse era el vecino de arriba porque, por querer un donut de chocolate, lo habíamos señalado durante unas palabras. Y cayó el infierno.

Sé, que yo nunca podría ser nadie en ti. Ni quiero a nadie en mí. Pero si algún día oigo el ruido, lo conservaré en mi caja de música como un tesoro. Y serás el recuerdo del sonido más precioso que he sentido, tan sólo un recuerdo preciado y precioso. 

1 comentario:

  1. Oioioioioioioi quines emocions tan conegudes, algunes... "Te mordí, te toqué, te voldí a morder, te besé."
    M'encanta :)

    ResponderEliminar